Con un viento ciclónico y con una lluvia como si no hubiera un mañana, lucía y yo nos disponemos a acudir a una cita que teníamos pactada desde hace más de dos meses pero que por unas cosas y otras no hemos podido acudir, las cosas están complicadas y el tema es que tiene que salir cuando tiene que salir. Pues nos cogemos la carretera y nos vamos a ver y a conocer otros lugares de castilla de los que merece la pena hablar. Después de atravesar el pueblo y cruzar el mítico río Duero en una de las zonas más importantes para el vino del mundo, nos encontramos con una finca de 700 hectáreas, vamos casi un pueblo en sí, conduciendo un buen rato por caminos y gracias a la ubicación que la dueña nos había mandado, encontramos una pequeño pueblecito en medio de la nada, con su iglesias, su colegio y todo lo que le hace falta a un pequeño pueblo para subsistir, llamamos a una de las casa y nos abre Millán, el marido de Vicky y una persona de esas con las que da gusto hablar, tranquilo y sencillo. Junto con el nos disponemos acudir a la quesería que está a unos 500 metros del lugar donde nos encontrábamos, al llegar a la quesería nos estaba esperando Vicki para poder enseñarnos lo que hacen y de qué manera lo hacen. Después de una visita muy interesante y ver un poco la forma de trabajo que tienen nos ponemos a catar lo que hacen y como siempre las sorpresas que tiene poder acudir a una cita a ciegas con quesos que son de altísima calidad y personas que desbordan esta calidad humana. Eso sí todos los quesos en este lugar hay que regarlos con los vinos de la tierra, y abrimos una botellita de un vino de la zona que estaba espectacular, pero no es de lo que tenemos que hablar en estos momento, tenemos que hablar de quesos y eso es lo que vamos ha hacer, lo primero nos desborda Millán con una torta casera de queso, como las tortas del casar pero su versión, impresionante con una sabor y una textura increíble y una facilidad de comer que se vio en el mismo momento, la terminamos entre los cuatro en una visto y no visto, y eso que no es pequeña. A continuación nos saca su producto estrella un queso de 6 meses de curación, que es el único queso que comercializan, muy sencillo de comer, muy buenos, de oveja de la zona las que te encuentras en los pastos cercanos al río Duero, sencillo y amigable, el queso que gusta a todo el mundo, el queso que te pones a comer y no paras, el queso para toda la familia, el queso que siempre queda bien, el básico que tiene que estar en todas las neveras españolas. Después de una buena parlada, me dan a probar un experimento que Millán está haciendo por su cuenta y riesgo y….. impresionante un queso completamente distinto, cuadrado pero no pata de mulo, prensado a mano y unos sabores espectacular, un queso para quitarse el sombrero, que solo le podréis probar si acudís a este reducto de la naturaleza a conocer a estas increíbles personas, ya que ellos hacen visitas a la quesería y un lugar digno de grabar una película, un par de amigos más que tenemos lucía y yo, que seguro que nos volveremos a ver muy pronto.
No he hablado de la imagen de la quesería que es lo mío, un logo superchero y amplificando toda la finca, la torta que tienen uno de los mejores empaquetados que he visto hasta el momento, una imagen super cuidada y con grandes posibilidades.
Hay que acudir, cuando podamos a ver estos reductos del pasado en el presente, una forma genial de vivir para lo que hay y para lo que viene.

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